domingo, 25 de agosto de 2013

Espera en Dios

¿Por qué te abates, oh alma mía,
Y por qué te turbas dentro de mí?
Espera en Dios; porque aún he de alabarle,
Salvación mía y Dios mío.
Salmo 43:5

Todos los humanos pasan por momentos difíciles en la vida. Es importante tratar de este tema, porque una persona turbada cae fácilmente en la depresión, igualmente pierde la paz con la que Dios nos creó. La introducción del mal por el pecado nos trajo las diversas tribulaciones que vivimos. La tribulación es una agitación mental que produce confusión que dificulta pensar con claridad.

Muchos buscan los vicios como fuente de paz, otros buscan el suicidio como solución final a sus sufrimiento en la tierra. Si vemos en el círculo íntimo de Jesús, Pedro, en un momento de turbación negó al maestro. Es como si al ser nosotros interpelados por alguien en un momento en el que estamos en crisis y les respondiesémos, yo solo asistía al templo pero no pertenesco a ellos. De la misma manera, Pedro no supo que hacer en el momento de turbación y le dio la espalda a Cristo.

Hay familias que estan a punto de tomar decisiones basadas en la emoción, en la racionalidad humana, pero la turbación nos impide consultar a Dios, quién nos guía a toda verdad y a toda justicia.

¿Como debemos reaccionar ante la prueba?
Veamos la situación del salmista en el capítulo 43. En un gran momento de necesidad, David se exclama :

43 Júzgame, oh Dios, y defiende mi causa;
    Líbrame de gente impía, y del hombre engañoso e inicuo.
Pues que tú eres el Dios de mi fortaleza, ¿por qué me has desechado?
¿Por qué andaré enlutado por la opresión del enemigo?
           Salmo 43:1-2

En medio de la persecución, David recure a Dios, su fortaleza. Pero a la vez de recurir a él, parece reclamarle a Dios y le pregunta : « ¿por qué me has desechado? ».

Dios está esperando que reaccionemos como un Job que dijo : « Jehová dio, Jehová quitó, sea el nombre de Jehová bendito ». Cuando su esposa le pidió que negará a su Dios y que se muriera, el respondió : « desnudo vine a este mundo y desnudo me iré de él ». Mas allá de la pena y del dolor, Job confiaba en Dios.

Sin embargo, el salmista parece recordar el testimonio de este gran personaje de la torah, y en medio del luto, del dolor, cuando muchos lloran, cuando muchos se desesperan, cuando muchos callan su alabanza, el reconoce que esta lucha es una lucha espiritual. Pablo nos aconseja que debemos de « fortalecernos en el poder de su fuerza ».

Una chispa de fe parece haberle surgido en el verso 2 cuando pregunta « ¿Por qué andaré enlutado por la opresión del enemigo? ».

Como humano tenemos el reflejo de buscar la solución mas fácil, sin pensar en las consecuencias que estas decisiones tendrán en nuestra vida. « Caminos que le parecen rectos al hombre, pero su fin es un camino de muerte ». Tu y yo que hemos gustado la salvación de Dios, no podemos darnos el lujo de cosechar camino de muerte.

1. Combate la turbación pidiendo la luz y la verdad de Dios

Envía tu luz y tu verdad; éstas me guiarán;
Me conducirán a tu santo monte,
Y a tus moradas.
Salmo 43:3

La luz disipa las tinieblas y permite ver las cosas tal como son, con sus dimensiones, sus colores y todos sus detalles. Cuando llega la luz nos damos cuenta que los problemas no son tan grandes como lo imaginamos. Muchos matrimonios se destruyen por cosas pequeñas, estamos segados por la tribulación, el problema, el enojo.

David desea ser iluminado y que la verdad de Dios lo guien para poder entrar a la presencia de Dios, representada en el salmo por el monte santo. Un monte tiene piedras, obstáculos, abísmos. Por ello, David pide luz, para poder sobrepasar cada obstáculo para poder llegar ante la presencia de Dios. Esta luz y la verdad de Dios nos permiten recibir enseñanzas de cada situación, nos permite aprender para crecer, en vez de ver todo negativamente y tener una mente de derrota. Dios nos ha llamado a victoria, pero esa victoria solo se logra en la presencia de Dios.

2. Acercarnos al altar de Dios

Entraré al altar de Dios,
Al Dios de mi alegría y de mi gozo;
Y te alabaré con arpa, oh Dios, Dios mío.
Salmo 43:4

Al subir al monte Sinaí, los guías motivan a las personas a subir para ver el hermoso amanecer desde la cima. Así muchos vienen a la casa de Dios para admirar las maravillas de Dios. Sin embargo, tanto el subir al monte como el venir al altar de Dios debe ser motivado por buscar fervientemente la presenccia de Dios.

El altar de Dios simbolisa el lugar de encuentro del hombre con la presencia de Dios.

19 Así que, hermanos, teniendo libertad para entrar en el Lugar Santísimo por la sangre de Jesucristo,
20 por el camino nuevo y vivo que él nos abrió a través del velo, esto es, de su carne,
21 y teniendo un gran sacerdote sobre la casa de Dios,
22 acerquémonos con corazón sincero, en plena certidumbre de fe, purificados los corazones de mala conciencia, y lavados los cuerpos con agua pura.
Hebreos 10:19-22

Este pasaje no dice que hoy tenemos libertad para entrar a su presencia. Cuando entramos a ese altar lo primero que vemos es una sangre rociada. Esa sangre te dice :« Yo pagué por tu salud », « Yo pagué por tu bienestar familiar » Esa sangre grita : « En el mundo tendréis aflicción, pero confiad, yo he vencido al mundo ».

Nos exponemos al fracaso al tratar de resolver nuestros problemas y conflictos como lo hacen los demás que no conocen a Dios, en vez de recurir a esa preciosa sangre, ese sacrificio que vino a darnos victoria, poder, vida eterna.

15 Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado.
16 Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.
Hebreos 4:15-16

Jesucristo se hiza como siendo ese sumo sacerdote que al haber pasado por la condición de hombre, por haber pasado por esa aflicción tan terrible, al ser sentenciado a muerte, al tener que soportar tanto dolor por amor a ti y a mi, se compadece de nuestras debilidades.

Lo que no pudo hacer el sicólogo, el médico, el consejero familiar, el consejero financiero, Cristo lo pudo hacer venciendo en la cruz del calvario y así brindarnos su gracia, atraernos a su misericordia y ser nuestro oportuno socorro.

¿Cuantos podemos decir : « En paz me acostaré y así mismo dormiré, porque solo tu Jehová me haces vivir confiado »? Al no acercarnos al trono de gracia, al altar de Dios, a la presencia de Dios, vivimos derrotados. Satanás está tratando de confundir al hacer circular una doctrina nueva donde ya no se necesita orar, ni ayunar, ni estudiar la Biblia.

Acérquemonos a Jehová Rafa, nuestro sanador, Jehová Jireh, nuestro proveedor, El-Shaddai, el Dios todopoderoso.

3. Espera en Dios

¿Por qué te abates, oh alma mía,
Y por qué te turbas dentro de mí?
Espera en Dios; porque aún he de alabarle,
Salvación mía y Dios mío.
Salmo 43:5

Al final del capítulo 4 de Marcos, se registra cuando Jesús invitó a sus discipulos a pasar al otro lado. En la barca Jesús se puso a descansar. Y mientras iban en el lago de Genesareth, una enorme tempestad se levantó. Los discipulos comenzaron a desesperarse y comenzaron a gritarle al maestro que se despertase. Jesús les dijo : « Hombres de poca fe ». Mientras Jesús está allí en la barca con nosotros, TODO está bajo control.

Dios está esperandote con sus brazos abiertos. Teniendo nosotros confianza plena en que Dios tiene todo en control. Cual sea tu tempestad, cual sea tu problema, Dios es mas grande que cualquier problema. Esperemos en Jehová, nuestra salvación, nuestro Dios.

¿Que necesidad estás pasando?
¿Cómo estás reaccionando?

No se turbe vuestro corazón
Créeisen Dios, creed también en mí
Juan 14:1


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