domingo, 8 de diciembre de 2013

¿Quién entrará al lugar Santo?

3¿Quién subirá al monte de Jehová? ¿Y quién estará en su lugar santo?
4 El limpio de manos y puro de corazón; El que no ha elevado su alma a cosas vanas, Ni jurado con engaño
5 El recibirá bendición de Jehová, y justicia del Dios de salvación.
6 Tal es la generación de los que le buscan, de los que buscan tu rostro, oh Dios de Jacob.
Salmos 24:3-6

Jesús nos hizo una de las mas grandes promesas que encontraos en la Biblia, en el libro de Juan capitulo 14, cuando dice: “No se turbe vuestro corazón ni tenga miedo, en la casa de mi padre muchas moradas hay […] para que donde yo estoy vosotros también estéis”. Pablo lo remarca escribiendole a los tesalonicenses que sonará la trompeta “Con voz de mando y con trompeta de Dios descenderá del cielo […] y luego los que quedemos seremos arrebatados juntamente con Él”.

Pero para poder ser participes de esta promesa, hay unos requisitos que no podemos pasar por alto. Todo se puede resumir en un solo término: SANTIDAD. El salmista esccribiendo el pasaje que tomamos de partida hace esa pregunta ¿Quién entrará al lugar Santo?

Reconocimiento de la soberanía de Dios

1 De Jehová es la tierra y su plenitud; El mundo, y los que en él habitan.
2 Porque él la fundó sobre los mares, y la afirmó sobre los ríos
Salmo 24:1-2

El Salmista cuando contempla la creación y ve la grandeza del todopoderoso, entendió que en vez de adorar la creación es importante de adorar y rendirse en completo al creador de todo. Y se cuestiona como es posible que nuestra adoración no llega al lugar debido. Es que reconoce la soberanía de Dios, que Él es el único motivo de nuestra adoración.

Al ver la historia de Israel, vemos que el pueblo, a pesar de ser escogido por Dios, iba contínuamente tras los dioses paganos, olvidando que nuestra relación es de EXCLUSIVIDAD con Dios. La palabra Santo significa apartado, separado, exclusivo. En medio de una generación en busqueda de indentidad religiosa y unificación de las tríbus de Israel en un solo estado, el Rey David, toma tiempo para poner las pautas y recordarle al pueblo la importancia de la Santidad.

Vemos en el nuevo testamento que vino el hijo del Hombre, a buscar y salvar lo que se había perdido. Esa relación en el tiempo se borró poniéndo la religiosidad como base y no una relación íntima con el Eterno, Dios todopoderoso, creador del cielo y de la tierra. No había nadie que pudíese cumplir los requisitos para nuestra redención. Cristo mismo, Dios mismo se despojó de todo de manera a poder consumir el plan de salvación, todo estaba diseñado para que el hombre pudiese volver a terner acceso al lugar santísimo, no por medio de una religión, sino por medio de la sangre preciosa del cordero inmolado en calvario.

Que privilegio mas grande tenemos, al nosotros poder entrar en la plenitud de su gloria, de su presencia, llevando nuestros corazon al Santo trono donde Dios está sentado velando sobre tí y sobre mí. Pero hay un gran problema: El hombre no quiere vivir ni someterse bajo el señorío de Cristo. El humano prefiere un evangelio sin compromiso, una religión que le calme la consciencia, dejando la Biblia de lado para vivir una vida según nuestros deseos. Sacamos versos que hablan de como debemos de vestir con pudor y modestia, de no vestir ropa del sexo opuesto, de no marcar nuestro cuerpo, y así un sin fin de prohibisiones que la Biblia nos ordena. Es nuestro deber con hijos de Dios que deseamos entrar al lugar Santo, no sacar los versos que hablen de santidad, sino mas bién sacar todo aquello que viene a corromper la santidad que Dios está esperando de nosotros.

Dos preguntas claras y especificas

¿Quién subirá al monte de Jehová?
¿Y quién estará en su lugar santo?
Salmos 24:3

Después que contempla lo maravilloso que es la creación de Dios, el salmista torna sus ojos hacía el mismo y se encuentra con un hombre lleno de defectos, de impurezas, de debilidades y formula estas dos preguntas. ¿Quién subirá al monte de Jehová? ¿Y quién estará en su lugar santo?.

La condición humana:
Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros
    Isaías 53:6

Analicemos la condición humana. Este verso del profeta Isaías remarca que TODOS nos hemos descarriados. No hay nadie que no necesite salvación. Todos hemos pecado y nos apartamos siguiendo NUESTRO propio camino, viviendo el evangelio bajo nuestros conceptos e ideologías.
Pero vuestras iniquidades han hecho división entre vosotros y vuestro Dios, y vuestro Dios, y vuestros pecados han hecho ocultar de vosotros su rostro para no oír.
    Isaías 59:2
Esta actitud de dejar a Dios de lado y seguir nuestro propio camino ha producido que nuestras iniquidades, nuestros pecados hicieron un muro entre nosotros y la Santidad de nuestro Dios. Muchos religiosos se persinan u oran antes de cometer alguna fechoría; antes de cometer un robo o un adulterio, mismo varios sicarios se encomiendan a los ídolos y a los santos antes de cometer un crimen y dicen: “primero Dios todo me salga bien”.

Dios oculta su rostro para no oír las plegarias de los injustos, de los que practican el pecado. Este siendo un principio de validéz permanente, en el nuevo testamento, Dios encomienda por el apóstol Pablo recordarnos que no hay justo ni aún uno.
Como está escrito: No hay justo, ni aun uno;
    Romanos 3:10
Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios
Romanos 3:23

Ahora bien, si todos hemos pecado, se reiteran las preguntas del salmista: ¿Quién entrará? ¿Quién subirá?

La Divina Respuesta

El limpio de manos y puro de corazón; El que no ha elevado su alma a cosas vanas, Ni jurado con engaño
Salmo 24:4

En este verso 4, Dios le responde a las interrogantes del salmistas y dice que aún si no hay justo ni aún uno, podemos hacer un cambio de 180 grados en nuestras vidas y comprometernos a ser esa generación que vive bajo los requisitos que Dios declara aquí:

Limpio de manos
Aquí las manos representan la conducta y el comportamiento del hombre, la parte externa del ser humano. No vaya a ser que Dios nos diga que este pueblo de labios me honra, pero su corazón está lejos de mi. ¿Que hacemos con nuestro cuerpo?

Y todo lo que hacéis, sea de palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre del señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de El
Colosenses 3:17

Nuestra conducta debe ser una conducta intachable. Las acciones externas deben reflejar a Cristo. Debemos ser un reflejo de amor, misericordia, pasión y justicia.

Puro de corazón
Debemos buscar la pureza en nuestros corazones. Tener sentimientos sinceros, sin amarguras ni raices de odio, ni celos, ni contiendas, ni nada que viene a destruir la imágen de tu prójimo en tí. Porque ¿de que sirve pretender que amamos a Dios a quien no vemos y aborreceos a nuestro hermano?

Que no ha elevado su alma a cosas vanas

No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en el
1 Juan 2:15

Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. Porque todo lo que está en mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos y la vanagloria de la vida no provienen del Padre. El mundo pasa y sus deseos, prosigue Juan, pero que hace la voluntad de Dios permanece para siempre y tiene entrada al lugar Santo. Pasemos todos nuestros pasatiempos, nuestras películas, libros, deportes, deseos por el filtro de la palabra de Dios. ¿Será que degrada a otro hombre?

Cayo Julio César Augusto Germánico, en latín Gaius Julius Caesar Augustus Germanicus (31 de agosto de 12 - 24 de enero de 41), también conocido como Cayo César o Calígula, fue emperador romano desde el 16 de marzo de 37 hasta su asesinato, el 24 de enero de 41. Fue el tercer emperador del Imperio romano y miembro de la dinastía Julio-Claudia, instituida por Augusto.
Era hijo de Germánico, quien a su vez era hijo adoptivo del emperador Tiberio. Su abuelo Neron Claudio Druso, muerto prematuramente era el hermano menor del emperador Tiberio. Germánico es considerado como uno de los más grandes generales de la historia de Roma. La madre de Calígula era Agripina. De niño acompañó a su padre en sus expediciones militares por Germania (14 - 16), donde se calzaba con las caligas de los legionarios, quienes le dieron el sobrenombre afectuoso de «Calígula» («botitas»). Tras la celebración en Roma del triunfo de su padre, marchó con él a Oriente. Germánico murió durante su estancia en Antioquía, en el año 19. Después de enterrar a su padre, Calígula regresó con su madre y sus hermanos a Roma, donde la incomodidad que su presencia generaba en el emperador degeneró en una enemistad, causante probable de las extrañas muertes de una serie de parientes del futuro emperador entre los que se contaban dos de sus tíos. Sus relaciones con Tiberio parecieron mejorar cuando éste se trasladó a Capri y fue nombrado pontifex. A su muerte —el 16 de marzo de 37—, Tiberio ordenó que el Imperio debía ser gobernado de forma conjunta por Calígula y Tiberio Gemelo.
Tras deshacerse de Gemelo, el nuevo emperador tomó las riendas del Imperio. Su administración tuvo una época inicial marcada por una creciente prosperidad y una gestión impecable; no obstante, una grave enfermedad que sufrió el emperador marcó un punto de inflexión en su modo de reinar. A pesar de que una serie de errores en su administración habían derivado en una crisis económica y en una hambruna, emprendió un conjunto de reformas públicas y urbanísticas que acabaron por vaciar el tesoro. Acuciado por las deudas, puso en marcha una serie de medidas desesperadas para restablecer las finanzas imperiales, entre las que destacó la de pedir dinero a la plebe.
En el plano internacional, su reinado se caracterizó por la anexión de la provincia de Mauritania, a cuyo monarca asesinó en una de sus visitas a Roma, por el fracaso en la conquista de Britania y por tensiones que azotaron las provincias orientales del Imperio. En Oriente, dio muestras del valor de su amistad con la concesión de los territorios de Batanea y Traconítide a su amigo Herodes Agripa, y de su megalomanía al ordenar que se erigiera una estatua en su honor en el Templo de Jerusalén; mientras que en Occidente las dio de su demencia al pedir a su ejército que en vez de atacar a las tribus britanas se pusiera a recoger conchas, el tributo que según él esas aguas le debían a la Colina Capitolina y al Monte Palatino.
Según determinados historiadores, en sus últimos años de vida estuvo envuelto en una serie de escándalos entre los que destacan mantener relaciones incestuosas con sus hermanas e incluso obligarlas a prostituirse. El 24 de enero de 41, fue asesinado por los ejecutores de una conspiración integrada por pretorianos y senadores, y liderados por su praefectus, Casio Querea. El deseo de algunos conspiradores de restaurar la República se vio frustrado cuando los pretorianos declararon emperador al tío de Calígula, Claudio, el mismo día del asesinato. Una de las primeras acciones de Claudio como emperador fue ordenar la ejecución de los asesinos de su sobrino.
Existen pocas fuentes supervivientes que describan su reinado, ninguna de las cuales lo refiere de manera favorable; por el contrario, las fuentes se centran en su crueldad, extravagancia y perversidad sexual, presentándole como un tirano demente. Aunque la fiabilidad de estas fuentes es difícil de evaluar, de acuerdo con lo que se conoce a ciencia cierta acerca de su reinado, trabajó incansablemente a fin de aumentar la autoridad del princeps; teniendo que hacer frente a varias conspiraciones surgidas con el objeto de derrocarle y luchando a fin de reducir la influencia del Senado, aplastando la oposición que este órgano legislativo continuaba ejerciendo. Se convirtió en el primer emperador en presentarse ante el pueblo como un dios.

¿El espíritu del emperador Calígula, quién fomentó los combates en el coliséo romano, nos domina? De esa misma manera podríamos nosotros analizar cada cosa que nos llama la atención y pasarlo por el filtro del amor de Dios, del constructivismo de la misericordia y de poner en alto el nombre Dios.

Se nos llama a una Santidad integral, en la que cada creyente busca como puede agradar a SU Dios, busca en honrar voluntariamente al que dio su vida por amor a nosotros. A pesar de las luchas, permanecer en el proceso y decidir voluntariamente de despojarnos de las cosas que vienen a alterar la relación de puerza con el Cristo de la gloria. El mal no debe de dominarnos, sino mas bien, ser llenos del Espíritu de Dios que nos permite tener dominio propio, luchando por la santidad. Cristo está a la puerta y aún no ha venido porque el amor de muchos se ha enfríado. Dios está llamando a que nos levantemos y tomemos el compromiso de buscar el grado de santidad que Dios desea de nosotros. No es la religión, sino tu pasión por Cristo. No es cuan grandes sean las congregaciones, sino cuan grande es la pasión por la santidad de los fieles que hacen la diferencia.

Los recursos que nos da Dios
Dios nos da todos los recursos para que podamos alcanzar la santidad:
- Cristo, quien nos limpia del pecado
- El Espíritu Santo, quien nos guía a toda verdad y a toda justicia
- Su Palabra, nuestro espejo, con el cual nos perfeccionamos en la santidad de Jehová nuestro Dios.

¿Que Debemos Hacer Nosotros ?
- Arrepentirnos
- Conságranos a la oración
- Voluntariamente despojarnos de todo estorbo

11El que es injusto, sea injusto todavía; y el que es inmundo, sea inmundo todavía; y el es justo, practique la justicia todavía; y el que es santo, santifíquese todavía
12 He Aquí yo vengo pronto, y mi galardón conmigo, para recompensar a cada uno según sea su obra
13 Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin, el primero y el ultimo
14 Bienaventurados los que lavan sus ropas, para tener derecho al árbol de la vida, y para entrar por las puertas de la ciudad
Apocalipsis 22:11-14



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