3¿Quién
subirá al monte de Jehová? ¿Y quién estará en su lugar santo?
4
El limpio de manos y puro de
corazón; El que no ha elevado su alma a cosas vanas, Ni jurado con
engaño
5
El recibirá bendición de Jehová, y
justicia del Dios de salvación.
6
Tal es la generación de los que le buscan, de los que buscan tu
rostro, oh Dios de Jacob.
Salmos
24:3-6
Jesús
nos hizo una de las mas grandes promesas que encontraos en la Biblia,
en el libro de Juan capitulo 14, cuando dice: “No se turbe vuestro
corazón ni tenga miedo, en la casa de mi padre muchas moradas hay
[…] para que donde yo estoy vosotros también estéis”. Pablo lo
remarca escribiendole a los tesalonicenses que sonará la trompeta
“Con voz de mando y con trompeta de Dios descenderá del cielo […]
y luego los que quedemos seremos arrebatados juntamente con Él”.
Pero
para poder ser participes de esta promesa, hay unos requisitos que no
podemos pasar por alto. Todo se puede resumir en un solo término:
SANTIDAD. El salmista esccribiendo el pasaje que tomamos de partida
hace esa pregunta ¿Quién entrará al lugar Santo?
Reconocimiento
de la soberanía de Dios
1
De Jehová es la tierra y su plenitud; El mundo, y los que en él
habitan.
2
Porque él la fundó sobre los mares, y la afirmó sobre los ríos
Salmo
24:1-2
El
Salmista cuando contempla la creación y ve la grandeza del
todopoderoso, entendió que en vez de adorar la creación es
importante de adorar y rendirse en completo al creador de todo. Y se
cuestiona como es posible que nuestra adoración no llega al lugar
debido. Es que reconoce la soberanía de Dios, que Él es el único
motivo de nuestra adoración.
Al
ver la historia de Israel, vemos que el pueblo, a pesar de ser
escogido por Dios, iba contínuamente tras los dioses paganos,
olvidando que nuestra relación es de EXCLUSIVIDAD con Dios. La
palabra Santo significa apartado, separado, exclusivo. En medio de
una generación en busqueda de indentidad religiosa y unificación de
las tríbus de Israel en un solo estado, el Rey David, toma tiempo
para poner las pautas y recordarle al pueblo la importancia de la
Santidad.
Vemos
en el nuevo testamento que vino el hijo del Hombre, a buscar y salvar
lo que se había perdido. Esa relación en el tiempo se borró
poniéndo la religiosidad como base y no una relación íntima con el
Eterno, Dios todopoderoso, creador del cielo y de la tierra. No había
nadie que pudíese cumplir los requisitos para nuestra redención.
Cristo mismo, Dios mismo se despojó de todo de manera a poder
consumir el plan de salvación, todo estaba diseñado para que el
hombre pudiese volver a terner acceso al lugar santísimo, no por
medio de una religión, sino por medio de la sangre preciosa del
cordero inmolado en calvario.
Que
privilegio mas grande tenemos, al nosotros poder entrar en la
plenitud de su gloria, de su presencia, llevando nuestros corazon al
Santo trono donde Dios está sentado velando sobre tí y sobre mí.
Pero hay un gran problema: El hombre no quiere vivir ni someterse
bajo el señorío de Cristo. El humano prefiere un evangelio sin
compromiso, una religión que le calme la consciencia, dejando la
Biblia de lado para vivir una vida según nuestros deseos. Sacamos
versos que hablan de como debemos de vestir con pudor y modestia, de
no vestir ropa del sexo opuesto, de no marcar nuestro cuerpo, y así
un sin fin de prohibisiones que la Biblia nos ordena. Es nuestro
deber con hijos de Dios que deseamos entrar al lugar Santo, no sacar
los versos que hablen de santidad, sino mas bién sacar todo aquello
que viene a corromper la santidad que Dios está esperando de
nosotros.
Dos
preguntas claras y especificas
¿Quién
subirá al monte de Jehová?
¿Y
quién estará en su lugar santo?
Salmos
24:3
Después
que contempla lo maravilloso que es la creación de Dios, el salmista
torna sus ojos hacía el mismo y se encuentra con un hombre lleno de
defectos, de impurezas, de debilidades y formula estas dos preguntas.
¿Quién subirá al monte de Jehová? ¿Y
quién estará en su lugar santo?.
La
condición humana:
Todos
nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su
camino; mas Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros
Isaías
53:6
Analicemos
la condición humana. Este verso del profeta Isaías remarca que
TODOS nos hemos descarriados. No hay nadie que no necesite salvación.
Todos hemos pecado y nos apartamos siguiendo NUESTRO propio camino,
viviendo el evangelio bajo nuestros conceptos e ideologías.
Pero
vuestras iniquidades han hecho división entre vosotros y vuestro
Dios, y vuestro Dios, y vuestros pecados han hecho ocultar de
vosotros su rostro para no oír.
Isaías
59:2
Esta
actitud de dejar a Dios de lado y seguir nuestro propio camino ha
producido que nuestras iniquidades, nuestros pecados hicieron un muro
entre nosotros y la Santidad de nuestro Dios. Muchos religiosos se
persinan u oran antes de cometer alguna fechoría; antes de cometer
un robo o un adulterio, mismo varios sicarios se encomiendan a los
ídolos y a los santos antes de cometer un crimen y dicen: “primero
Dios todo me salga bien”.
Dios
oculta su rostro para no oír las plegarias de los injustos, de los
que practican el pecado. Este siendo un principio de validéz
permanente, en el nuevo testamento, Dios encomienda por el apóstol
Pablo recordarnos que no hay justo ni aún uno.
Como
está escrito: No hay justo, ni aun uno;
Romanos
3:10
Por
cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios
Romanos
3:23
Ahora
bien, si todos hemos pecado, se reiteran las preguntas del salmista:
¿Quién entrará? ¿Quién subirá?
La
Divina Respuesta
El
limpio de manos y puro de corazón; El que no ha elevado su alma a
cosas vanas, Ni jurado con engaño
Salmo
24:4
En
este verso 4, Dios le responde a las interrogantes del salmistas y
dice que aún si no hay justo ni aún uno, podemos hacer un cambio de
180 grados en nuestras vidas y comprometernos a ser esa generación
que vive bajo los requisitos que Dios declara aquí:
Limpio
de manos
Aquí
las manos representan la conducta y el comportamiento del hombre, la
parte externa del ser humano. No vaya a ser que Dios nos diga
que este pueblo de labios me honra, pero su corazón está lejos de
mi. ¿Que
hacemos con nuestro cuerpo?
Y
todo lo que hacéis, sea de palabra o de hecho, hacedlo todo en el
nombre del señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de El
Colosenses
3:17
Nuestra
conducta debe ser una conducta intachable. Las acciones externas
deben reflejar a Cristo. Debemos ser un reflejo de amor,
misericordia, pasión y justicia.
Puro
de corazón
Debemos
buscar la pureza en nuestros corazones. Tener sentimientos sinceros,
sin amarguras ni raices de odio, ni celos, ni contiendas, ni nada que
viene a destruir la imágen de tu prójimo en tí. Porque ¿de que
sirve pretender que amamos a Dios a quien no vemos y aborreceos a
nuestro hermano?
Que
no ha elevado su alma a cosas vanas
No
améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama
al mundo, el amor del Padre no está en el
1
Juan 2:15
Si
alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. Porque todo
lo que está en mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos
y la vanagloria de la vida no provienen del Padre. El mundo pasa y
sus deseos, prosigue Juan, pero que hace la voluntad de Dios
permanece para siempre y tiene entrada al lugar Santo. Pasemos todos
nuestros pasatiempos, nuestras películas, libros, deportes, deseos
por el filtro de la palabra de Dios. ¿Será que degrada a otro
hombre?
Cayo
Julio César Augusto Germánico,
en latín Gaius
Julius Caesar Augustus Germanicus (31
de agosto de 12 - 24
de enero de 41),
también conocido como Cayo César o Calígula,
fue emperador
romano desde
el 16
de marzo de 37 hasta
su asesinato,
el 24
de enero de 41.
Fue el tercer emperador del Imperio
romano y
miembro de la dinastía
Julio-Claudia,
instituida por Augusto.
Era
hijo de Germánico,
quien a su vez era hijo adoptivo del
emperador Tiberio.
Su abuelo Neron
Claudio Druso,
muerto prematuramente era el hermano menor del emperador Tiberio.
Germánico es considerado como uno de los más grandes generales de
la historia
de Roma.
La madre de Calígula era Agripina.
De niño acompañó a su padre en sus expediciones militares
por Germania (14 - 16),
donde se calzaba con las caligas de
los legionarios,
quienes le dieron el sobrenombre afectuoso de «Calígula»
(«botitas»). Tras la celebración en Roma del triunfo de
su padre, marchó con él a Oriente. Germánico murió durante su
estancia en Antioquía,
en el año 19.
Después de enterrar a su padre, Calígula regresó con su madre y
sus hermanos a Roma, donde la incomodidad que su presencia generaba
en el emperador degeneró en una enemistad, causante probable de las
extrañas muertes de una serie de parientes del futuro emperador
entre los que se contaban dos de sus tíos. Sus relaciones con
Tiberio parecieron mejorar cuando éste se trasladó a Capri y
fue nombrado pontifex.
A su muerte —el 16
de marzo de 37—,
Tiberio ordenó que el Imperio debía ser gobernado de forma conjunta
por Calígula y Tiberio
Gemelo.
Tras
deshacerse de Gemelo, el nuevo emperador tomó las riendas del
Imperio. Su administración tuvo una época inicial marcada por una
creciente prosperidad y una gestión impecable; no obstante, una
grave enfermedad que sufrió el emperador marcó un punto de
inflexión en su modo de reinar. A pesar de que una serie de errores
en su administración habían derivado en una crisis económica y en
una hambruna, emprendió un conjunto de reformas públicas y
urbanísticas que acabaron por vaciar el tesoro. Acuciado por las
deudas, puso en marcha una serie de medidas desesperadas para
restablecer las finanzas imperiales, entre las que destacó la de
pedir dinero a la plebe.
En
el plano internacional, su reinado se caracterizó por la anexión de
la provincia de Mauritania,
a cuyo monarca asesinó en una de sus visitas a Roma, por el fracaso
en la conquista de Britania y
por tensiones que azotaron las provincias orientales del Imperio. En
Oriente, dio muestras del valor de su amistad con la concesión de
los territorios de Batanea y Traconítide a
su amigo Herodes
Agripa,
y de su megalomanía al
ordenar que se erigiera una estatua en su honor en el Templo
de Jerusalén;
mientras que en Occidente las dio de su demencia al
pedir a su ejército que en vez de atacar a las tribus britanas se
pusiera a recoger conchas, el tributo que según él esas aguas le
debían a la Colina
Capitolina y
al Monte
Palatino.
Según
determinados historiadores, en sus últimos años de vida estuvo
envuelto en una serie de escándalos entre los que destacan mantener
relaciones incestuosas con sus hermanas e incluso obligarlas a
prostituirse. El 24
de enero de 41,
fue asesinado por los ejecutores de una conspiración integrada
por pretorianos y senadores,
y liderados por su praefectus, Casio
Querea.
El deseo de algunos conspiradores de restaurar la República se
vio frustrado cuando los pretorianos declararon emperador al tío de
Calígula, Claudio,
el mismo día del asesinato. Una de las primeras acciones de Claudio
como emperador fue ordenar la ejecución de los asesinos de su
sobrino.
Existen
pocas fuentes supervivientes que describan su reinado, ninguna de las
cuales lo refiere de manera favorable; por el contrario, las fuentes
se centran en su crueldad, extravagancia y perversidad sexual,
presentándole como un tirano demente. Aunque
la fiabilidad de estas fuentes es difícil de evaluar, de acuerdo con
lo que se conoce a ciencia cierta acerca de su reinado, trabajó
incansablemente a fin de aumentar la autoridad del princeps;
teniendo que hacer frente a varias conspiraciones surgidas con el
objeto de derrocarle y luchando a fin de reducir la influencia del
Senado, aplastando la oposición que este órgano legislativo
continuaba ejerciendo. Se convirtió en el primer emperador en
presentarse ante el pueblo como un dios.
¿El
espíritu del emperador Calígula, quién fomentó los combates en el
coliséo romano, nos domina? De esa misma manera podríamos nosotros
analizar cada cosa que nos llama la atención y pasarlo por el filtro
del amor de Dios, del constructivismo de la misericordia y de poner
en alto el nombre Dios.
Se
nos llama a una Santidad integral, en la que cada creyente busca como
puede agradar a SU Dios, busca en honrar voluntariamente al que dio
su vida por amor a nosotros. A pesar de las luchas, permanecer en el
proceso y decidir voluntariamente de despojarnos de las cosas que
vienen a alterar la relación de puerza con el Cristo de la gloria.
El mal no debe de dominarnos, sino mas bien, ser llenos del Espíritu
de Dios que nos permite tener dominio propio, luchando por la
santidad. Cristo está a la puerta y aún no ha venido porque el amor
de muchos se ha enfríado. Dios está llamando a que nos levantemos y
tomemos el compromiso de buscar el grado de santidad que Dios desea
de nosotros. No es la religión, sino tu pasión por Cristo. No es
cuan grandes sean las congregaciones, sino cuan grande es la pasión
por la santidad de los fieles que hacen la diferencia.
Los
recursos que nos da Dios
Dios
nos da todos los recursos para que podamos alcanzar la santidad:
-
Cristo, quien nos limpia del pecado
-
El Espíritu Santo, quien nos guía a toda verdad y a toda justicia
-
Su Palabra, nuestro espejo, con el cual nos perfeccionamos en la
santidad de Jehová nuestro Dios.
¿Que
Debemos Hacer Nosotros ?
-
Arrepentirnos
-
Conságranos a la oración
-
Voluntariamente despojarnos de todo estorbo
11El
que es injusto, sea injusto todavía; y el que es inmundo, sea
inmundo todavía; y el es justo, practique la justicia todavía; y el
que es santo, santifíquese todavía
12
He Aquí yo vengo pronto, y mi galardón
conmigo, para recompensar a cada uno según sea su obra
13
Yo soy el Alfa y la Omega, el principio
y el fin, el primero y el ultimo
14
Bienaventurados los que lavan sus ropas,
para tener derecho al árbol de la vida, y para entrar por las
puertas de la ciudad
Apocalipsis
22:11-14
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