Los
que sembraron con lágrimas, con regocijo segarán.
Irá
andando y llorando el que lleva la preciosa semilla;
Mas volverá a venir con regocijo, trayendo sus gavillas.
Mas volverá a venir con regocijo, trayendo sus gavillas.
Salmo
126:5-6
Teneos
un privilegio grande: Sembrar en el reino de Dios. ¿Como sembramos?
Con nuestros sentimientos, nuestro tiempo, nuestras actitudes,
nuestro talento, nuestras finanzas, en fin con todo lo que somos y
poseemos, podríamos resumir que sembramos con nuestra propia vida.
Si
de algo podemos estar seguros, es que todo lo que se siembra germina,
todo lo que germina na, todo lo que nace crece y todo lo que crece da
fruto.
1.
Sembrar en el Reino de Dios no es fácil
Los
que sembraron con lágrimas, con regocijo segarán.
Salmo
126:5
Porque
tenemos un enemigo que se propone onstaculizar o destruir la siembra.
Por eso el salmo dice: Los que sembraron con lágrimas.
En esta siembra te encuentras con dificultades, pruebas, con
situaciones y personas que quizá te desanimen, pero debemos recordar
que contamos con alguien que nos ama, que está dispuesto a
consolarte en medio de la dificultad y ayudarte en el sufrimiento
para que no te desanimes y hagas buena siembra, el bendíto Espíritu
Santo.
Tal
es la razón por la que aunque nadie nos comprenda, aunque se oponga
el infierno, el diablo y los demonios se te paren frente, sigue
sembrando, que esta palabra dice que aunque siembres con lágrimas,
cosecharás con regocijo.
Si
siembras desunión, cosecharas enemistades y desunión. La oración
de Cristo mismo en Juan 17 remarca que el deseo de Jesús es que
seamos uno como Él y el padre son uno. Nuestro carácter, nuestra
cultura, nuestra idiosicracia se vuelven en obstáculos para tener la
buena semilla a sembrar.
2.
Debemos sembrar sin detenernos
Irá
andando y llorando el que lleva la preciosa semilla;
Mas volverá a venir con regocijo, trayendo sus gavillas.
Mas volverá a venir con regocijo, trayendo sus gavillas.
Salmo
126:6
Dios
mismo nos advierte que en esta siembra habrán momentos difíciles,
llenos de oposición, de dolor, de tristeza, de aflicción y
sufrimiento. Pero recuerda que Jesús dijo en verso 33 de Juan 16:
“En el mundo tendreís aflicción, pero confiad Yo he
vencido al mundo”.
El
creyente, aún en el tiempo mas difícil de su vida, puede tener paz,
esa paz que solo Cristo puede dar. Cristo sembró con lágrimas y
salió victorioso de este mundo. Somos el resultados de lo que Él
sembró en la cruz del calvario. Impaginate todos aquellos a quienes
el Señor le había hecho milagros gritando “Crucifícale”,
cuando esos soldados le latigaron, con violencia traspasaron sus
manos y sus pies, hirieron su costado, le pusieron una corona de
espina, pero aún así no renunció a seguir sembrando. Aunque se
exclamó “Padre porque me has abandonado”
y veía a Juan y su madre que habían quedado de todas las multitudes
que le seguían, nada le detuvo.
Por
eso no puedes detenerte, sígue su ejemplo sembrando y confiando en
la victoria de Cristo, quién nos asegura que llegado el momento
recogerás una cosecha abundante. Nuestras adversidades son mínimas
comparado a todo lo que el sufrió, pero en totalidad se dio por tí
y espera que en totalidad nos demos a Él, a pesar de las pruebas,
porque la victoria está ya ganado por medio de Cristo. El verso que
tomamos dice que “volverá con regocíjo, trayendo sus
gavillas”. Sigue orando por tu
esposa, por tu esposo, por tu hijo, tu familiar, tu amigo que no
conoce a Cristo. Sigue pelenado la buena batalla de la fe. Sigue
sembrando la buena semilla.
3.
El cuidado que debemos tener: Sembrar la buena semilla
7 No
os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre
sembrare, eso también segará.
8 Porque
el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción; mas el
que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna.
Gálatas
6:7-8
Somos
llamados a tener cuidado de escoger la calidad de semilla que debemos
sembrar, sabiendo que no podemos sembrar espinos y cosechar uvas.
Éste es el error de muchos que sembrando discordia, desean cosechar
amor.
Debemos
tener presente que nosotros sembramos la semilla, pero quier hace
germinar es Dios, quién hace crecer la planta es dios y quién
permíte que llegue la cosecha es Dios. Por ende, nadie puede engañar
a Dios ni engañarse a sí mismo. El que siembra para la carne, de la
carne segará corrupción y el que siembra del Espíritu, del
Espíritu cosechará vida eterna.
21 envidias,
homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas; acerca
de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que
practican tales cosas no heredarán el reino de Dios.
Gálatas
5:19-24
¿Cúal
será tu cosecha? ¿Que clase de semilla haz sembrado?
Lo
interesante en Dios, es que puede convertir una semilla negativa en
algo positivo y puede cambiar tu lamento en baile, tu tristeza en
gozo, tu derrota en victoria. Levántate y comienza una nueva siembra
que la cosecha será en gran abundancia.
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