El
Sacrificio de Cristo
3 Despreciado
y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en
quebranto; y como que escondimos de él el rostro, fue menospreciado,
y no lo estimamos.
4 Ciertamente
llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y
nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido.
5 Mas
él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados;
el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos
nosotros curados.
6 Todos
nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por
su camino; mas Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros.
7 Angustiado
él, y afligido, no abrió su boca; como cordero fue llevado al
matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció,
y no abrió su boca.
Isaías
53:3-7
En
estos últimos tiempos las congregaciones están restando importancia
al sacrificio de nuestro Señor Jesucristo. Hoy en día se tratan de
todos los otros temas que tiene que ver con superación personal,
motivación, como ser un campeón, pero olvidamos que todo eso solo
es posible en la cruz del calvario.
En
seguida de la caída del hombre, el castigo para el hombre no solo
fue que la tierra iba a producir espinos, que el hombre tendría que
comer lo trabajado con el sudor de su frente, viniendo así el
decaimiento físico, las enfermedades y la muerte.
Sin
embargo, Dios había estipulado un plan de salvación, para redimir
el hombre, para rescatar al hombre, para darle la salud al Hombre.
Ese plan no fue instigado por María o José, ni mucho menos por los
religiosos de la época, sino que el la anunciación, el ángel
Gabriel le dijo a María que al niño que llevaba en vientre, obra
del Espíritu Santo, le pondría como nombre Jesús, porque Él
salvaría a todos.
1- La misión de Cristo
10 Porque
el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar
lo que se había perdido.
Lucas
19:10
Cristo
no vino a nacer entre los mas poderosos de la tierra. Sino que no le
importó que estuviesemos muertos en délitos y pecados, para
descender y tomar forma de siervo a fin de salvar lo que se había
perdido.
45 Porque
el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para
dar su vida en rescate por muchos.
Marcos
10:45
Esta
venida a la tierra tomó forma de servicio, demostrándonos que no es
por quienes somos, sino en quién somos. Ningún título, ningún
ministerio ni posición, te hace mayor que nadie. Al contrario, El
que quiere ser mayor debe aprender a servir a los demás. Por ello,
con su ejemplo, Cristo marcó la pauta. Ninguno de nosotros está
para ser servidos, sino para servir y dar su vida. De la misma
manera, nosotros debemos servir a nuestros hermanos y dar nuestra
vida con pasión por Cristo y su obra.
Una misión dolorosa
3 Despreciado
y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en
quebranto; y como que escondimos de él el rostro, fue menospreciado,
y no lo estimamos.
Isaías
53:3
Ésta
misión fue dolorosa, no solo físicamente por los clavos, las
espinas y los latigazos, sino que el dolor fue también fue del orden
moral y sentimental, al ser despreciado por quienes el mismo había
hecho favores y milagros. Cuando Pilato pone a escoger al pueblo,
todos gritaban “Que suelten a Barabás y crusifiquen a Jesús”.
¿Cuantos de nosotros habiendo tenido mil y favor de Cristo seguimos
despreciándolo y desechando su doctrina?
En
el Getsemaní se marca la intensidad del dolor cuando se exclama
“Padre si quieres pasa de mi esta copa”...
Sin embargo, continúa diciendo “Pero no sea como yo
quiero sino como tu quieras”.
La respuesta del cielo seguramente fue “Seguimos con el
plan de salvación y amor trazado en la eternidad”.
Jesús
en vez de encontrar reconfortamiento de sus mejores amigos, cuando
vuelve de orar, ellos no pudieron acompañarlo, sino que estaban
dormidos. Yendo aún mas lejos, uno de los doce que andaban junto a
él lo entregó con un beso. Muchas veces nosotros dejamos a Cristo
porque nuestros amigos, los que nos besan, los que nos rodean nos
traicionan, sentimos que somos dejados a nosotros mismos. Cristo se
sentía en la misma situación sentimental. Al pie de la cruz solo
estaba María y Juan.
Imagínate
el dolor de Cristo pensando en donde estaba Pedro, Andrés,
Bartholomé, Nathanael y los demás. Imagínate el dolor de ver a
María su madre terrenal sintiendose impotente, viendo a quien llevó
en su vientre nueve meses, desfigurados, agonisando. Imagínate el
dolor de ser vituperado e insultado, crucificado entre dos ladrones.
Por eso le llama “experimentado en dolores”.
2-
¿Que significa
su
muerte?
Liberación
de
toda
enfermedad
4 Ciertamente
llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y
nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido.
5 Mas
él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados;
el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos
nosotros curados.
Isaías
53:4-5
Jesús
llevó con Él nuestras enfermedades. Uno de los primeros efectos del
pecado fue la enfermedad, por eso en la cruz, Cristo vino a
restablecer nuestra salud espiritual y física. Lo que sucede es que
nuestra fe está baja. Cuando estamos en salud, preferimos trabajar,
andar en los parques, divirtiéndonos, disfrutando los placeres que
nos ofrece el mundo y no que eso sea malo, sino que suplantamos el
servicio y el culto a Dios por los tesoros de la tierra. Allí, al
buscar las añadiduras antes que el reino de Dios, viene a tomar
efecto en nuestra vida la consecuencia del pecado de Adán.
No
queremos congregarnos, no queremos leer las sagradas escrituras, no
queremos ayunar, no queremos orar, no queremos vivir una vida de
alabanza, no queremos vivir en santidad, pero deseamos tener todos
los beneficios del reino de Dios. ¿Como deseamos retirar del banco
celestial sino cutivamos nada en él? Por eso Jesús mismo decía de
“hacer tesoros
en los cielos donde la polía y el orín no corrompen”.
Tu fe debe estar crecida, alimentada, porque por en sus llagas fuimos
nosotros curados. Él vino a deshacer las obras del mailgno.
Liberación
espiritual
6 Todos
nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por
su camino; mas Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros.
Isaías
53:6
La
otra consecuencia del pecado de Adán fue de perder la comunión con
Dios. Durante varios años, Dios buscó a restablecer esa relación
con el hombre, pero la humanidad se descarrió, la humanidad se
separó, la humanidad se apartó, la humanidad fue tras sus
conveniencias. Mas bien Cristo Él llevó sobre sus hombros nuestros
pecados, nuestras transgreciones. Por eso Jesús, en su primera
intervención en la sinagoga lee el pasaje del profeta Isaías:
18 El
Espíritu del Señor está sobre mí,
Por
cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres;
Me
ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón;
A
pregonar libertad a los cautivos,
Y
vista a los ciegos;
A
poner en libertad a los oprimidos;
Lucas
4:18
El
sacrificio de Cristo vino a proclamar las buenas nuevas que en Él
los quebrantados de corazón tendrían sanidad, que se ha puesto fin
a la esclavitud del pecado, que la vista espititual será
restablecida y que el regimen de opresión satánica es quitado.
Cristo es el gran libertador.
Es
tiempo de volver a valorar ese tan bello sacrificio. No veamos por lo
nuestro, ni por hacer milagros, ni tener don de ciencia o procurar
cualquier ministerio y don del Espíritu, sino mas bien procuremos
ver hacia atrás en la historia, poner nuestros ojos en esa cruz, y
ver que nosotros merecían ese lugar, humillarnos porque Él tomó
nuestro lugar.
Mientras
mas nos enorgullesemos, mientras mas nos ocupamos en los quehaceres
de la tierra, mientras mas nos envolvemos en los negocios de la vida,
mas nos alejamos del reino, mas nos alejamos del poder del sacrificio
de Cristo en nuestras vidas.
Valoremos
el sacrificio de Cristo
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