¿Por
qué te abates, oh alma mía,
Y
por qué te turbas dentro de mí?
Espera
en Dios; porque aún he de alabarle,
Salvación
mía y Dios mío.
Salmo
43:5
Todos
los humanos pasan por momentos difíciles en la vida. Es importante
tratar de este tema, porque una persona turbada cae fácilmente en la
depresión, igualmente pierde la paz con la que Dios nos creó. La
introducción del mal por el pecado nos trajo las diversas
tribulaciones que vivimos. La tribulación es una agitación mental
que produce confusión que dificulta pensar con claridad.
Muchos
buscan los vicios como fuente de paz, otros buscan el suicidio como
solución final a sus sufrimiento en la tierra. Si vemos en el
círculo íntimo de Jesús, Pedro, en un momento de turbación negó
al maestro. Es como si al ser nosotros interpelados por alguien en un
momento en el que estamos en crisis y les respondiesémos, yo solo
asistía al templo pero no pertenesco a ellos. De la misma manera,
Pedro no supo que hacer en el momento de turbación y le dio la
espalda a Cristo.
Hay
familias que estan a punto de tomar decisiones basadas en la emoción,
en la racionalidad humana, pero la turbación nos impide consultar a
Dios, quién nos guía a toda verdad y a toda justicia.
¿Como
debemos reaccionar ante la prueba?
Veamos
la situación del salmista en el capítulo 43. En un gran momento de
necesidad, David se exclama :
43 Júzgame,
oh Dios, y defiende mi causa;
Líbrame
de gente impía, y del hombre engañoso e inicuo.
¿Por
qué andaré enlutado por la opresión del enemigo?
Salmo
43:1-2
En
medio de la persecución, David recure a Dios, su fortaleza. Pero a
la vez de recurir a él, parece reclamarle a Dios y le pregunta :
« ¿por
qué me has desechado? ».
Dios
está esperando que reaccionemos como un Job que dijo : « Jehová
dio, Jehová quitó, sea el nombre de Jehová bendito ».
Cuando su esposa le pidió que negará a su Dios y que se muriera, el
respondió : « desnudo vine a este mundo y desnudo
me iré de él ». Mas allá de la pena y del dolor, Job
confiaba en Dios.
Sin
embargo, el salmista parece recordar el testimonio de este gran
personaje de la torah, y en medio del luto, del dolor, cuando muchos
lloran, cuando muchos se desesperan, cuando muchos callan su
alabanza, el reconoce que esta lucha es una lucha espiritual. Pablo
nos aconseja que debemos de « fortalecernos en el poder de
su fuerza ».
Una
chispa de fe parece haberle surgido en el verso 2 cuando pregunta
« ¿Por
qué andaré enlutado por la opresión del enemigo? ».
Como
humano tenemos el reflejo de buscar la solución mas fácil, sin
pensar en las consecuencias que estas decisiones tendrán en nuestra
vida. « Caminos
que le parecen rectos al hombre, pero su fin es un camino de
muerte ».
Tu y yo que hemos gustado la salvación de Dios, no podemos darnos el
lujo de cosechar camino de muerte.
1.
Combate la turbación pidiendo la luz y la verdad de Dios
Envía
tu luz y tu verdad; éstas me guiarán;
Me
conducirán a tu santo monte,
Y
a tus moradas.
Salmo
43:3
La
luz disipa las tinieblas y permite ver las cosas tal como son, con
sus dimensiones, sus colores y todos sus detalles. Cuando llega la
luz nos damos cuenta que los problemas no son tan grandes como lo
imaginamos. Muchos matrimonios se destruyen por cosas pequeñas,
estamos segados por la tribulación, el problema, el enojo.
David
desea ser iluminado y que la verdad de Dios lo guien para poder
entrar a la presencia de Dios, representada en el salmo por el monte
santo. Un monte tiene piedras, obstáculos, abísmos. Por ello, David
pide luz, para poder sobrepasar cada obstáculo para poder llegar
ante la presencia de Dios. Esta luz y la verdad de Dios nos permiten
recibir enseñanzas de cada situación, nos permite aprender para
crecer, en vez de ver todo negativamente y tener una mente de
derrota. Dios nos ha llamado a victoria, pero esa victoria solo se
logra en la presencia de Dios.
2.
Acercarnos al altar de Dios
Al
Dios de mi alegría y de mi gozo;
Y
te alabaré con arpa, oh Dios, Dios mío.
Salmo
43:4
Al
subir al monte Sinaí, los guías motivan a las personas a subir para
ver el hermoso amanecer desde la cima. Así muchos vienen a la casa
de Dios para admirar las maravillas de Dios. Sin embargo, tanto el
subir al monte como el venir al altar de Dios debe ser motivado por
buscar fervientemente la presenccia de Dios.
El
altar de Dios simbolisa el lugar de encuentro del hombre con la
presencia de Dios.
19 Así
que, hermanos, teniendo libertad para entrar en el Lugar Santísimo
por la sangre de Jesucristo,
22 acerquémonos
con corazón sincero, en plena certidumbre de fe, purificados los
corazones de mala conciencia, y lavados los cuerpos con agua
pura.
Hebreos
10:19-22
Este
pasaje no dice que hoy tenemos libertad para entrar a su presencia.
Cuando entramos a ese altar lo primero que vemos es una sangre
rociada. Esa sangre te dice :« Yo pagué
por tu salud », « Yo pagué por tu bienestar
familiar » Esa sangre grita : « En el mundo
tendréis aflicción, pero confiad, yo he vencido al mundo ».
Nos
exponemos al fracaso al tratar de resolver nuestros problemas y
conflictos como lo hacen los demás que no conocen a Dios, en vez de
recurir a esa preciosa sangre, ese sacrificio que vino a darnos
victoria, poder, vida eterna.
15 Porque
no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras
debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra
semejanza, pero sin pecado.
16 Acerquémonos,
pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia
y hallar gracia para el oportuno socorro.
Hebreos
4:15-16
Jesucristo
se hiza como siendo ese sumo sacerdote que al haber pasado por la
condición de hombre, por haber pasado por esa aflicción tan
terrible, al ser sentenciado a muerte, al tener que soportar tanto
dolor por amor a ti y a mi, se compadece de nuestras debilidades.
Lo
que no pudo hacer el sicólogo, el médico, el consejero familiar, el
consejero financiero, Cristo lo pudo hacer venciendo en la cruz del
calvario y así brindarnos su gracia, atraernos a su misericordia y
ser nuestro oportuno socorro.
¿Cuantos
podemos decir : « En paz me acostaré y así mismo
dormiré, porque solo tu Jehová me haces vivir confiado »?
Al no acercarnos al trono de gracia, al altar de Dios, a la presencia
de Dios, vivimos derrotados. Satanás está tratando de confundir al
hacer circular una doctrina nueva donde ya no se necesita orar, ni
ayunar, ni estudiar la Biblia.
Acérquemonos
a Jehová Rafa, nuestro sanador, Jehová Jireh, nuestro proveedor,
El-Shaddai, el Dios todopoderoso.
3.
Espera en Dios
¿Por
qué te abates, oh alma mía,
Y
por qué te turbas dentro de mí?
Espera
en Dios; porque aún he de alabarle,
Salvación
mía y Dios mío.
Salmo
43:5
Al
final del capítulo 4 de Marcos, se registra cuando Jesús invitó a
sus discipulos a pasar al otro lado. En la barca Jesús se puso a
descansar. Y mientras iban en el lago de Genesareth, una enorme
tempestad se levantó. Los discipulos comenzaron a desesperarse y
comenzaron a gritarle al maestro que se despertase. Jesús les dijo :
« Hombres de poca fe ».
Mientras Jesús está allí en la barca con nosotros, TODO está bajo
control.
Dios
está esperandote con sus brazos abiertos. Teniendo nosotros
confianza plena en que Dios tiene todo en control. Cual sea tu
tempestad, cual sea tu problema, Dios es mas grande que cualquier
problema. Esperemos en Jehová, nuestra salvación, nuestro Dios.
¿Que
necesidad estás pasando?
¿Cómo
estás reaccionando?
No
se turbe vuestro corazón
Créeisen
Dios, creed también en mí
Juan
14:1